viernes, 2 de septiembre de 2016

¿Cómo encontrar al hombre ideal? - 15 claves infalibles y una exhortación final


Querida mujer que me lees, sin preámbulo alguno a continuación te comparto 15 claves infalibles y una exhortación final para encontrar al hombre ideal:

1. Si quieres un hombre que te haga reír, aprende primero a mejorar tu humor.

2. Si quieres un hombre que te ame, aprende primero a amarte a ti misma.

3. Si quieres un hombre que te de tu lugar, aprende primero cuál es.

4. Si quieres un hombre que reconozca tu valía, aprende primero a valorarte.

5. Si quieres un hombre que cocine, aprende primero a cocinar.

6. Si quieres un hombre que colabore en la casa, aprende primero a hacer oficios.

7. Si quieres un hombre inteligente, aprende primero a cultivar tu inteligencia.

8. Si quieres un hombre trabajador, aprende primero a ser productiva.

9. Si quieres un hombre respetuoso, aprende primero a respetarte.

10. Si quieres un hombre exitoso, aprende primero a proponerte metas e ir tras de ellas.

11. Si quieres un hombre responsable, aprende primero a hacerte cargo de tus obligaciones.

12. Si quieres un hombre familiar, aprende primero a ser buena hija y hermana.

13. Si quieres un hombre hogareño, aprende primero a disfrutar de tu hogar.

14. Si quieres un hombre caballeroso, aprende primero a ser una dama.

15. Si quieres un hombre temeroso de Dios, aprende primero a amar a Dios sobre todas las cosas.

¿O de verdad crees que puedes exigir lo que no estás en condiciones de dar?

Conviértete en todo eso que deseas de una pareja y aprende a ser feliz por ti misma. Dedica tiempo a tu crecimiento integral. Haz el firme compromiso con la vida de disfrutarla al máximo ya sea sola o acompañada y cuando menos pienses estarás lista para elegir sabiamente… pues eres  quien dispone, eres  quien permite y eres  quien toma la última decisión

¿Sabes de algún otro consejo que pueda ser agregado a esta lista? ¡Déjame tu comentario! 

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jueves, 7 de julio de 2016

A propósito del Cardenal López Rodríguez


Al Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez hay que agradecerle que no estemos peor como sociedad y país ya que nunca le ha temblado el pulso para defender nuestra cultura y valores. Gracias a su lucha muchas armas en contra de la familia y de la vida no han prosperado en nuestra nación.

La verdad es que quien llama a las cosas por su nombre no encaja en este mundo en donde lo malo es considerado bueno y lo bueno malo. Para ir en contra de la corriente hay que tener mucho temple y firmeza, estar bien formado y poseer valores y principios claros, así como criterio propio. Por eso no cualquiera es capaz de defender lo que cree, de alzar su voz ante los grandes, de dar a respetar quien dice ser y sus ideales. Son muchas las personas que optan por guardar silencio ante conversaciones y situaciones que mancillan sus creencias por no tener el coraje suficiente para hablar con propiedad, sin miedo a ser objeto de rechazo por tener una posición poco popular.

Los verdugos del Cardenal parecen olvidar que todo ser humano tiene luces y sombras y que nadie es mejor que nadie, mucho menos aquellos que critican sin caridad desde el balcón de la apreciación y de lo que se dice pues, al fin y al cabo, la mayoría de esas opiniones se han formado a base de rumores y percepciones.

Lo más triste e irónico de todo es que muchos de sus detractores profesan la fe católica (sería interesante poder determinar cuántos de ellos se han dado a la tarea de investigar toda la obra pastoral del Cardenal, esa que no ocupa titulares ni se riega como pólvora porque no interesa, no causa morbo...).

Es entendible que una persona no sea de nuestro agrado, lo que no se puede comprender ni tolerar es que nos sintamos con derecho a referirnos a ella de la forma tan despiadada e irreverente como tantos lo han hecho en contra del Cardenal.

¿A dónde está la tolerancia, la caridad y el amor que tanto se pregona? ¿O es que éstas se practican únicamente de acuerdo a la preferencia sexual de la persona o si es "santa de nuestra devoción"? ¿Han sido de nuestro disfrute los tiempos de injuria que hemos vivido a causa de las calumnias que sobre nosotros han inventado? ¿Nos ha gustado que nos traten mal? ¿Ha sido placentero sufrir en silencio el daño que otros nos han provocado?

Qué ligero es el ser humano a la hora de juzgar a su semejante y mofarse de él... llegará el día y la hora de ser medidos con la misma vara que usamos para medir a nuestro prójimo...

martes, 21 de junio de 2016

Si tienes que elegir, quédate contigo



Ámate, mujer; ¡te harás compañía por el resto de tu vida!

Conócete, descúbrete, acéptate, valórate y admírate; ¡aprende a reírte de ti misma! mira en el espejo la mujer que eres, no la que sólo existe ante los ojos de quienes no reconocen tu gran valía.

Si tienes que elegir, elígete siempre, no como un acto de egoísmo, sino como un acto de valentía y amor propio, pues sólo quien se ama a sí mismo es capaz de amar a los demás.

Crea límites sanos, di “no” cuando quieras, eleva tu voz aunque tiembles por completa; ¡eres más fuerte de lo que crees¡ No eres una princesa en un mundo color rosa, eres una guerrera en un mundo de matices.

Lucha por aquello que quieres en tu vida y saca de ella todo lo que atente contra tu dignidad y tu paz. No permitas que ninguna persona o situación te etiquete o defina; eres quien eres y punto. Bueno, de hecho eres mucho más, eres la mujer que puedes llegar a ser, tu mejor versión, la mujer que el Señor creó para Su gloria y por amor.

Estás en un constante crecimiento, eres poseedora de hermosos dones y virtudes, algunos de ellos aún por ser despertados. ¡Asume cada amanecer como una nueva oportunidad para crecer!

No cargues pesos innecesarios, no lleves sobre tus hombros cargas que no te pertenecen, aprende a identificar tus cruces. Elimina ya de tu vida todo lo que te hunde, lo que te arrastra, lo que te lleva al abismo.

No eres las palabras que te han herido ni los golpes que te han propinado. No eres tu pasado ni tus errores; no eres un fracaso. No eres nada que te haga sentir inferior.

Corta desde ahora y para siempre con todo lo que te provoque tristeza, dependencia e infelicidad. Deja atrás las culpas, los arrepentimientos y los temores porque ellos no te permiten abrazar, respetar y disfrutar tu esencia... Elígete siempre, quédate contigo; ¡te harás compañía el resto de tu vida! 

martes, 14 de junio de 2016

No más heridas


Da pena y mucha tristeza que algunas personas que se dicen ser cristianas justifiquen el atentado de Orlando por la preferencia sexual de las víctimas. También da pena cómo muchos han politizado este tema a favor de la comunidad gay y lo han explotado de modo tal que han hecho de todo esto un circo de odio en contra del cristianismo.

El acto es condenable no porque hayan sido gais sino porque eran seres humanos y punto. Atacar a la Iglesia que defiende el diseño original de Dios es irse por las ramas y una táctica que sólo busca confundir y acrecentar más la división.

Lo que tenemos que hacer es revisarnos como humanidad y analizar porqué razón, desde la creación de nuestra especie hasta hoy, no hemos podido amarnos y respetarnos a pesar de nuestras diferencias... El odio nunca es camino de única vía y nadie nace odiando…

Los cristianos que con sus comentarios de odio están negando a Jesucristo deben recordar que Dios, autor de la vida, es el único que puede disponer de la misma y que nuestro llamado es a amar y a edificar, nunca a alegrarnos por la desgracia de nuestro prójimo.

Por su parte, los gais que también están incentivando al odio con sus ataques a nuestra fe deben entender que tienen que respetar nuestro derecho a pensar diferente y tolerar nuestras creencias de la misma forma que ellos lo exigen de nosotros.

Unámonos en oración para que cada ser humano sobre la faz de la tierra pueda alcanzar la paz y experimentar el amor hacia sí mismo y para con los demás. Pidamos al Señor Jesús fortaleza y resignación para los familiares de las víctimas, pronta recuperación para los heridos y descanso eterno para los que murieron.  

Es hora de extender nuestros brazos cargados de solidaridad no a favor de las etiquetas sino del ser humano que sufre. Prestemos nuestros hombros a quienes necesitan consuelo y realicemos a su favor actos de amor que nos permitan reflejar al Hijo de Dios.

Que el Señor tenga misericordia de todos nosotros y nos permita recibir la muerte bajo el manto de Su gracia.

miércoles, 11 de mayo de 2016

Es ahora... se nos agota el tiempo


Estamos en una semana crucial para el destino de nuestra nación; nos hemos acercado a la recta final de las elecciones. Dentro de unos días tendremos un encuentro en las urnas con nuestra conciencia, nuestro país y nuestra responsabilidad frente a las futuras generaciones,  a las cuales tenemos que trillarles los caminos hacia un futuro mejor para todos.

Independientemente de nuestras preferencias políticas, realidades e ideologías, nos une un país que necesita de cada uno de nosotros para convertirse en el mejor país posible para todos. De igual forma, nos unen las deudas morales, de principios y de sangre que hemos contraído a lo largo de la historia con todos aquellos verdaderos héroes dominicanos, hombres y mujeres valientes, con decisión y amor por la patria que antepusieron el bien común al personal.

Por cada uno de sus sacrificios y luchas estamos obligados a proteger y conservar el legado de sus pensamientos y acciones a favor del pueblo dominicano en general y por ende, debemos rechazar categóricamente todo aquello que represente beneficios únicamente para ciertos grupos y sectores particulares de nuestra sociedad. Debemos y podemos rescatar los principios y valores usados como base para la fundación de nuestra patria. Sin embargo, no es tarde; estamos a tiempo de cambiar el curso de nuestro hermoso y gran país, de ser mejores ciudadanos, de aportar a nuestro pueblo colaborando con su educación y organización, de rechazar toda forma de corrupción pública y privada y de elegir con conciencia a nuestros gobernantes.

Rompamos con la norma del “sálvese quien pueda”, la cual, lamentablemente, de un largo tiempo a la fecha, ha imperado en nuestra sociedad. Ya está bueno de pensar que basta con que nosotros y los nuestros estén bien, de ver con ojos de indiferencia los grandes males que nos azotan como sociedad y lo que le ocurre a nuestro prójimo de manera particular (sensibilidad selectiva). Saquémonos de la mente que “no podemos hacer nada” porque eso no es verdad. Podemos hacer y mucho; para citar un ejemplo bien básico pero medular, dejar de ser egoístas y brindar a nuestro país lo mejor de nosotros mismos.

Nuestra media isla no merece que sigamos alimentando el espíritu individualista que nos corroe como sociedad, que nos abandonemos a la desesperanza política ni mucho menos que nos creamos el cuento de que vivimos en una democracia real. Ser ciudadanos mediocres le hace más daño a nuestra nación que el mal uso del poder público para el beneficio personal.

No es verdad que todos los políticos son malos; el problema está en que a los buenos no se les da la oportunidad de gobernarnos. Preferimos votar por el “menos malo”, por el “malo conocido” o por el cual nos garantiza beneficios personales o a nuestros círculos más cercanos, así se hunda la isla. Tampoco creo que sea verdad que los pueblos tienen los gobernantes que se merecen, pienso más bien que los pueblos tienen los gobernantes que su grado de educación y empoderamiento les permiten tener.

Es por eso que los gobiernos conformados por personas corruptas, mentirosas, deshonestas e inescrupulosas fomentan y promueven nuestra división como pueblo de cara a un letargo cívico caracterizado por la falta de conocimiento y educación. Un pueblo que no tiene educación ni memoria se va a dejar manipular fácilmente de los gobiernos populistas que en base a discursos incoherentes, totalmente faltos de argumentos, lógica y razón logran ganar adeptos y defensores a muerte que le ayudan a mantenerse en el poder.

Y es en ese mismo sentido que he llegado a la conclusión de que el problema no son los políticos, sino nosotros el pueblo que los convertimos en nuestros gobernantes. Da pena y vergüenza ver personas justificando las malas acciones de funcionarios públicos porque “sucede en todas las administraciones”, como si lo incorrecto ha de ser aceptado como bueno y válido porque es la práctica común. No señor, lo que está mal está mal así lo haga la mayoría y por el sólo hecho de que no esté bien ha de ser denunciado y condenado. Los niveles de ignorancia en nuestra población son altamente preocupantes y directamente proporcionales a las excusas que utilizan para justificar las medidas populistas de gobiernos como el nuestro.

No obstante todo lo anterior, en ustedes y en mi está el poder y la voluntad de cambiar no sólo el curso de nuestra nación sino también la forma en la que nuestros políticos nos deben tratar. A ellos les hemos exigido que nos traten con respeto y no lo han hecho. Entonces, si durante todos estos años no hemos podido inspirarles respeto al menos inspirémosles miedo. Si, miedo; los políticos tienen que temernos a nosotros el pueblo, principalmente a los jóvenes pues en nuestras manos se encuentra el destino de nuestra nación.

Nada les provocará más miedo que advertir que pertenecemos a una generación pensante, con sensibilidad social, capaz, objetiva, que cuestiona y vigila, que no está dispuesta a votar por intereses particulares ni por el “menos malo”. Nuestros políticos deben entender que nosotros somos la oposición y que no les vamos a permitir ni mucho menos tolerar la centralización de los poderes del Estado, la malversación de fondos públicos, la burla, el despilfarro, el nepotismo, la censura ni la impunidad de los funcionarios corruptos. Ellos tienen que comprender de una vez por todas que son nuestros empleados y que como tales nos deben rendir cuentas y ejercer  sus funciones de manera honesta, integra, justa y con temor de perder sus puestos.

Todo, absolutamente todo lo que nuestros gobernantes han hecho de forma incorrecta ha sido porque nosotros se los hemos permitido, siendo esto un claro indicativo de que si nos unimos para defender con honor y dignidad nuestro derecho de tener políticos honestos, íntegros y capaces lograremos tenerlos pues los que aspiren sabrán que no tendrán oportunidad de gobernarnos si no cumplen con los requisitos que demanda el pueblo. Sé que llegar a ese estado no se logra de la noche a la mañana pues amerita, sobre todas las cosas, un cambio de mentalidad individual y colectiva. Sin embargo, todo en la vida tiene un comienzo y al que aspiro y entiendo que ustedes también aspiran puede empezar este próximo 15 de mayo.

No les pido que voten por ningún candidato en particular, sólo les requiero que lo hagan con responsabilidad y conciencia. Sin intentar influir en su decisión, les ruego encarecidamente que reflexionen sobre si vale la pena votar por quien prometió en su primer mandato destituir a cualquier funcionario público de su puesto por el sólo rumor público a causa de corrupción y nunca lo hizo. Si vale la pena votar por quien una vez dijo que fue vencido por el Estado y que en el presente ha usado para su beneficio dinero del erario público, permitiéndose así gastar millones y millones de pesos diarios en publicidad y comprar, además, medios de comunicación y periodistas que no son más que bocinas del gobierno. Analicen el comportamiento de los políticos durante su gestión, profundicen en sus incoherencias y luego créanse una opinión basada en los hechos, no en sus necesidades ni aspiraciones personales.

Empecemos a exigir líderes políticos que respeten nuestra Constitución, que no perpetúen el dicho aquel que refiere que es sólo un pedazo de papel, que no consideren nuestra Carta Magna como un traje a su disposición para alterarlo a su medida a fin de lograr sus intereses personales. No más despilfarro y robo de dinero del Estado. Hemos soportado y permitido demasiado. El tiempo del cambio es ahora y se manifestará con nuestros votos. Si nuestra justicia es servil, seamos nosotros los jueces y por castigo no les demos nuestros votos a quienes en cuatro años nunca tomaron en cuenta nuestra opinión y preocupaciones. Es el tiempo de empoderarnos, de asumir nuestra cuota de responsabilidad y dejar de criticar cuando siempre hemos sido parte del problema. Por eso he querido apelar a su conciencia, a su sentido común y sensibilidad colectiva.

Por favor, no empeñen su conciencia ni le falten a su integridad; no voten por el “malo conocido” ni por el “menos malo”; ejerzan su derecho al voto con la máxima responsabilidad. No acepten presión de nadie, el voto es secreto y no pueden ser obligados a elegir a quienes no quieran, aún sean ustedes empleados públicos. Quienes venden su voto, quedan automáticamente descalificados.

Hablemos el próximo 15 de mayo o callemos por los próximos cuatro años.

miércoles, 4 de mayo de 2016

Sobre el caso Llenas Aybar



Por más dolidos y consternados que estemos por la puesta en libertad de Juan Manuel Moliné Rodríguez hay que entender que con la justicia terrenal ya él cumplió.

De hecho, hasta donde sé, es la única persona en la República Dominicana que ha cumplido la totalidad de su pena (no era para menos) y entiendo que lo mismo sucederá con Mario José Redondo Llenas.

Si usted no quiere relacionarse con Juan Manuel Moliné Rodríguez, (cosa que comprendo) no lo haga. Ahora, de ahí a exigir que pase más tiempo en la cárcel es un absurdo pues fue condenado y completó su pena.

Contrario a lo que se ha llegado a creer, los 20 años no pasaron rápido. El problema está en que esa atrocidad, ese crimen tan horrendo y despiadado continúa vivo en nuestros pensamientos y corazones...

Con mucha pena leí en las redes que los padres del niño Llenas Ámbar no lograron seguir juntos... Esta tragedia destruyó lo poco de asombro que le quedaba a nuestra sociedad, la vida de un ser inocente, un matrimonio, tres familias y la vida misma de los que fueron procesados por el hecho... Eso es lo que hace el enemigo, dividir y destruir...

Dios tenga piedad pues Su justicia es implacable y perfecta... En ese sentido, dejemos todo en Sus manos... Nadie mejor que Él para hacer pagar a quienes derraman sangre inocente...

miércoles, 23 de marzo de 2016

Por amor a mí


¡Cuán grande ha sido, es y será su amor por mí! Todo lo dio, todo lo sufrió; no se aferró a su linaje, nada escatimó. Nadie le quitó la vida, Él mismo la dio... Fue herido y humillado; muchos le negaron y le olvidaron. latigazos su cuerpo fue desfigurado; escupían su rostro mientras que el sol quemaba sus heridas.

El mismo gran Rey de reyes fue coronado de espinas; el mismo Señor de señores anduvo por el camino de la vergüenza, aquel que al pecado jamás conoció. Su piel cubierta de burlas en su cuerpo yacía; abatido por el peso de mis pecados cargaba una cruz que no merecía. En momentos, sin fuerzas y desgastado caía y aún así se levantaba; se levantaba por amor...

Como si hubiese sido el peor ladrón o el más vil pecador le fueron enterrados los clavos del deshonor… en sus manos y en sus pies... en sus santas y serviles hermosas manos; aquellas que tanto sanaron, que tantos milagros obraron, que tantas caricias de amor brindaron. Enterrados en sus benditos y sagrados pies, que en cada paso anunciaban su deidad; aquellos pies que no se cansaban de caminar para llevar a los necesitados la santa paz, la salvación y la sanidad.

Estando a su derecha, en mis últimos minutos de vida, fui bendecido con su gracia; experimenté de manera insondable el consuelo del Espíritu Santo y la misericordia del Santo Padre. En ese preciso momento y sin entenderlo comencé a adorarle en espíritu y verdad y descubrí que todo lo que hizo fue por amor a mí.

Nunca olvidaré su mirada… con lágrimas de sangre brotando de sus ojos me reveló la pasión de su entrega, la locura de la Cruz, su amor, perdón y misericordia para conmigo y el mundo entero. Su mirada me libertó y a través de ella penetró hasta lo más recóndito de mí ser. Asustado sin comprender exclamé en mis adentros que sólo Él es la verdad, el camino y la vida.

Yo no podía gesticular… era tan grande lo que sentía. En ese preciso instante me abandoné a su misericordia y acepté su perdón. Con un nudo de arrepentimiento en mi garganta (porque sabía que era merecedor de ese suplicio a causa de mis culpas y pecados) lloré sin consuelo... yo no merecía tanto amor ni era digno de morir al lado del Hijo de Dios, de Aquel que todo lo había dado por mí... del Salvador de mi alma.

Conociéndola, cerró sus ojos ante mi maldad y, a pesar de ser motivo de condena, perdonó cada uno de mis pecados. Lloré al sentirme amado y justificado; sin pensarlo dos veces le dije: -Jesús, acuérdate de mí cuando entres a tu reinoy Él con palabras rebozadas de ternura, misericordia y compasión me respondió -En verdad te digo que hoy mismo estarás en el paraíso-.

Y aquí estoy... en el paraíso junto a Jesús, habitando la morada que Él preparo para mí, viviendo una vida de plenitud en este santísimo lugar donde sólo hay amor y paz; ahora danzo alegre ante su trono, me abrigo en la hermosura de su santidad y encuentro descanso a sus pies

¡Cuán infinita es la misericordia del Señor! Por pura gracia me fue entregada la mejor de las coronas, aquella que jamás merecí: vida eterna junto a Él... en un cielo nuevo y en una tierra nueva donde no hay muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor; donde solo hay gozo y puedo adorarlo y contemplarlo sin fin.