martes, 14 de junio de 2016

No más heridas


Da pena y mucha tristeza que algunas personas que se dicen ser cristianas justifiquen el atentado de Orlando por la preferencia sexual de las víctimas. También da pena cómo muchos han politizado este tema a favor de la comunidad gay y lo han explotado de modo tal que han hecho de todo esto un circo de odio en contra del cristianismo.

El acto es condenable no porque hayan sido gais sino porque eran seres humanos y punto. Atacar a la Iglesia que defiende el diseño original de Dios es irse por las ramas y una táctica que sólo busca confundir y acrecentar más la división.

Lo que tenemos que hacer es revisarnos como humanidad y analizar porqué razón, desde la creación de nuestra especie hasta hoy, no hemos podido amarnos y respetarnos a pesar de nuestras diferencias... El odio nunca es camino de única vía y nadie nace odiando…

Los cristianos que con sus comentarios de odio están negando a Jesucristo deben recordar que Dios, autor de la vida, es el único que puede disponer de la misma y que nuestro llamado es a amar y a edificar, nunca a alegrarnos por la desgracia de nuestro prójimo.

Por su parte, los gais que también están incentivando al odio con sus ataques a nuestra fe deben entender que tienen que respetar nuestro derecho a pensar diferente y tolerar nuestras creencias de la misma forma que ellos lo exigen de nosotros.

Unámonos en oración para que cada ser humano sobre la faz de la tierra pueda alcanzar la paz y experimentar el amor hacia sí mismo y para con los demás. Pidamos al Señor Jesús fortaleza y resignación para los familiares de las víctimas, pronta recuperación para los heridos y descanso eterno para los que murieron.  

Es hora de extender nuestros brazos cargados de solidaridad no a favor de las etiquetas sino del ser humano que sufre. Prestemos nuestros hombros a quienes necesitan consuelo y realicemos a su favor actos de amor que nos permitan reflejar al Hijo de Dios.

Que el Señor tenga misericordia de todos nosotros y nos permita recibir la muerte bajo el manto de Su gracia.

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