Al Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez hay que
agradecerle que no estemos peor como sociedad y país ya que nunca le ha
temblado el pulso para defender nuestra cultura y valores. Gracias a su lucha
muchas armas en contra de la familia y de la vida no han prosperado en nuestra
nación.
La verdad es que quien llama a las cosas por su nombre no
encaja en este mundo en donde lo malo es considerado bueno y lo bueno malo.
Para ir en contra de la corriente hay que tener mucho temple y firmeza, estar
bien formado y poseer valores y principios claros, así como criterio propio.
Por eso no cualquiera es capaz de defender lo que cree, de alzar su voz ante
los grandes, de dar a respetar quien dice ser y sus ideales. Son muchas las
personas que optan por guardar silencio ante conversaciones y situaciones que
mancillan sus creencias por no tener el coraje suficiente para hablar con
propiedad, sin miedo a ser objeto de rechazo por tener una posición poco
popular.
Los verdugos del Cardenal parecen olvidar que todo ser
humano tiene luces y sombras y que nadie es mejor que nadie, mucho menos
aquellos que critican sin caridad desde el balcón de la apreciación y de lo que
se dice pues, al fin y al cabo, la mayoría de esas opiniones se han formado a
base de rumores y percepciones.
Lo más triste e irónico de todo es que muchos de sus
detractores profesan la fe católica (sería interesante poder determinar cuántos
de ellos se han dado a la tarea de investigar toda la obra pastoral del
Cardenal, esa que no ocupa titulares ni se riega como pólvora porque no
interesa, no causa morbo...).
Es entendible que una persona no sea de nuestro agrado,
lo que no se puede comprender ni tolerar es que nos sintamos con derecho a
referirnos a ella de la forma tan despiadada e irreverente como tantos lo han
hecho en contra del Cardenal.
¿A dónde está la tolerancia, la caridad y el amor que
tanto se pregona? ¿O es que éstas se practican únicamente de acuerdo a la
preferencia sexual de la persona o si es "santa de nuestra devoción"?
¿Han sido de nuestro disfrute los tiempos de injuria que hemos vivido a causa
de las calumnias que sobre nosotros han inventado? ¿Nos ha gustado que nos
traten mal? ¿Ha sido placentero sufrir en silencio el daño que otros nos han
provocado?
Qué ligero es el ser humano a la hora de juzgar a su
semejante y mofarse de él... llegará el día y la hora de ser medidos con la
misma vara que usamos para medir a nuestro prójimo...
Estoy de acuerdo contigo Selena, es facil criticar sin saber la realidad. De ahora en adelante sabremos lo que teníamos y lo vamos a valorar más pues es un Pastor que defendio a sus ovejas y nos protegio del mal.
ResponderEliminarGracia Cardenal López Rodríguez por defendernos y defender la nación.
Es una pena y verguenza que los propios católicos sean los que más te han atacado, Dios tenga piedad y los perdonen por que no saben lo que hacen.
Hola, Rosi! Lamento no haberte respondido antes. Muchas gracias por comentar. Un gran abrazo y que Dios te bendiga!
ResponderEliminarMuy buenos días Dra.Celena Mota, muy buen artículo le felicito por su manera de pensar y ver las cosas de manera objetiva principalmente los problemas que enfrenta está sociedad de los que la gran mayoría prefiere callar o por el contrario nadar en favor de la corriente empujada por el sistema de la corrupción y la impunidad.
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